Paso a paso, todo el Museo Provincial de Transporte (Parte III)
8 patas y un camino
Dos personajes capaces de lograr una de las más grande proezas, eran nada más ni nada menos que dos caballos criollos oriundos de la Patagonia Argentina. A estos heroicos animales, se los conoce como “el Gato” y “el Mancha”.
De un temperamento difícil de domar, ambos caballos fueron solicitados por el jinete suizo Aimé Félix Tschiffely a Emilio Solanet, su cuidador y uno de los fundadores de la Asociación de Criadores de Caballos Criollos de Argentina, quien se los regalo convencido de la fortaleza de estos dos animales.
Un recorrido asombroso
A cargo de la expedición se encontraba Tschiffely, quien partió con los dos criollos desde la Sociedad Rural Argentina en Buenos Aires, el 24 de abril de 1925. La travesía más famosa del mundo logró consagrar a los caballos y a su guía, al otorgarle el récord mundial de distancia y altura, debido a que todo el trayecto abarcó los 21.500 kilómetros que separan la capital de Argentina con Nueva York. La totalidad del viaje se desarrolló en 504 etapas con un promedio de 46,2 kilómetros por día.
La superioridad en altura la consiguieron porque, durante su recorrido, cruzaron varias veces la Cordillera de los Andes y fue en esos cruces donde mayores dificultades encontraron. El escabroso camino se eleva a más de 5500 metros y la temperatura llega a -18 °C.
Más de tres años después de haber salido de Buenos Aires, el 20 de septiembre de 1928, Tschiffely y “Mancha” arribaron a Nueva York.
Aimé Félix Tschiffely, "Gato" y "Mancha" |
En una editorial del día siguiente quedó plasmado la hazaña: "Después de más de tres años y cinco meses, Aimé montado en Mancha, su fiel compañero (Gato tuvo que quedarse en la Ciudad de México al ser lastimado por la coz de una mula), logró la hazaña: al llegar a la Quinta Avenida de Nueva York llevaba en los cascos de su caballo criollo el polvo de veinte naciones atravesadas de punta a punta, en un trayecto más largo y rudo que el de ningún conquistador, y sobre su pecho, en moño blanco y celeste, bien ganados como una condecoración, los colores argentinos".
El Honorable Senado de la Nación Argentina y la Cámara de Diputados, en conmemoración a la fecha en que Mancha y Gato entraron en la Ciudad de Nueva York, han designado el día 20 de septiembre de cada año como el "Día Nacional del Caballo".
Meses después de la llegada a Norteamérica, más precisamente el 20 de diciembre de 1928, ambos animales fueron regresados a Buenos Aires. Se alojaron en la Estancia “El Cardal”, donde eran visitados por su amigo de aventura, el suizo Aimé. Cuenta una anécdota que “Tschiffely va a visitar a sus amigos, a quienes hace mucho que no ve, y con quienes compartió tantos momentos de alegría y sinsabores. Se baja en la entrada de la estancia, lanza un silbido y al momento se le acercan al trote "Gato" y "Mancha". Iban al encuentro de su preciado compañero. Aquellos heroicos caballos criollos no lo habían olvidado”.
El resto de su vida lo pasaron en esa Estancia, al cuidado del paisano Juan Dindart. “Mancha” y “Gato” fallecieron en 1947 y 1944, respectivamente. En la actualidad, se encuentran embalsamados en el Museo de transporte (Complejo Museográfico Provincial "Enrique Udaondo") de la cuidad de Luján, provincia de Buenos Aires.
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