Paso a paso, todo el Museo Provincial de Transporte (Parte I)
Antes de que demos todas las características correspondientes a la evolución de los diferentes transportes, hay que desarrollar el surgimiento de los caminos para que estos vehículos pudieran transitaran.
La necesidad de abrir rutas para el tránsito de carretas y caballos, se dejó sentir desde los primeros días de la conquista. También, se impulsó la señalización de los diferentes caminos. El “Camino Real para los reinos de Chile y Perú” fue la primer carretera que comunicaba con esos lugares y tenía sus primeras postas en los actuales pueblos de Morón, Merlo y Luján.
Luján, era el lugar por el que pasaban los caminantes y el comercio para el interior del territorio y sus fronteras, demás cabe destacar que el primer puente que se tendió en el territorio del río de la Plata fue sobre el río de Luján, construidos en virtud de una Real Cédula del Rey de España Fernando VI, del año 1755.
Las postas en el camino
Las primeras postas, distantes una de la otra 6 o 7 leguas, se establecieron en los caminos reales y fueron creadas por el Virrey Juan José de Vértiz, en 1772.
Estos parajes eran lugares de recambio de caballos o mulas y estaban administradas por un maestro de posta, quien se ocupaba de la tarea de cambiar los animales o acompañar a los viajeros hasta la próxima posta.
El primer andar
La carreta, en América, fue introducida por los españoles a fines del siglo XVI. Durante trecientos años, constituyeron el más importante medio de transporte de mercaderías y personas por el territorio de la actual República Argentina.
Con la introducción de la rueda y de la mula, se multiplicó la capacidad de carga y mejoró, sensiblemente, la rapidez en el transporte de pasajeros, transformándose en una herramienta fundamental para la economía.
A comienzos del siglo XIX, las comunicaciones de los pueblos del interior con Buenos Aires lograron un equilibrio gracias a las carretas.
En 1595, el gobernador Juan Ramírez de Velazco introdujo en los territorios de Tucumán y el Río de la Plata cuarenta carretas destinada para la comunicación y el comercio entre Buenos Aires y Potosí. También, esos transportes llegaban hasta Mendoza, San Juan y la frontera del Perú, y pasaban a Chile por el sur.
No hay ninguna duda que las carretas fueron muy importantes como medio auxiliar, pero además como actividad industrial, ya que en su fabricación intervenían una importante cantidad de artesanos y ayudantes. Lamentablemente, con la llegada del ferrocarril y el alambrado, éstos lentos y pesados vehículos comienzan a desaparecer.
Carreta Quinchada
Materiales: Madera de naranjo y lapacho, caña, hierro, junco y cuero de potro.
Capacidad: 2.500 Kilos o seis personas.
Procedencia: Región de Cuyo.
Época: Finales del siglo XVIII
Antecedentes: Perteneció a José Vicente Zapata, patriota que contribuyó al sostenimiento de Ejército de los Andes. Es uno de los vehículos más antiguos de esta clase, que se conserva en el país.
La época del rojo punzó
Este periodo, en el que todo estaba teñido de un rojo furioso, existían las Literas, también llamadas lecho portátil. Su origen podría relacionarse con un estilo oriental, y desde remotos tiempos fue usada por los egipcios, que la habían copiado de los palanquines usados en la india antigua.
En tiempos del gobernador Juan Manuel de Rosas, finalizando la primera mitad del siglo XIX, se usaron en Buenos Aires literas que eran llevadas por negros, que transportaban a pulso a las personas que ocupaban el vehículo.
Litera/ Silla de mano
Material: Madera, tela, vidrio.
Capacidad: 1 persona.
Procedencia: Desconocida.
Época: Siglo XVIII
Antecedentes: Perteneció a León Ortiz de Rozas y a su esposa, Agustina López y Osorio, padres del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas.
La comodidad en el viaje
Hasta bien entrado el siglo XIX, sólo se podía atravesar la pampa a caballo, en carreta o en coche de sopanda. Estos últimos, se caracterizaban por el sistema de suspensión de sopandas de cuero.
A principio del siglo XVII, al iniciarse el empleo de la galera, furgones o coches de sopandas en el Río de la Plata, mejoraron mucho las condiciones de los viajes al interior, siendo más rápida que las carretas y ofreciendo mayores comodidades a los viajeros.
Estos carruajes coloniales se fabricaban en América; las dimensiones variaban según el gusto o la necesidad de su conductor o comprador. Toda la construcción estaba sostenida por gruesas sopandas (correas) de cuero y sus cuatro grandes ruedas.
Coche Sopanda/ Galera/ Furgón
Materiales: Madera de algarrobo y urunday, hierro, vidrio, cuero.
Capacidad: 4 personas.
Procedencia: Desconocida.
Época: Finales del siglo XVIII o principios de siglo XIX
Antecedentes: Este coche fue utilizado por el General Manuel Belgrano, el 20 de febrero de 1813, día de la batalla de salta.
Berlín en Argentina
Unas de las primeras cocherías, en las calles 25 de mayo y Cangallo, pertenecía a un inglés llamado Jorge Morris. Esta fue la primera fábrica de reconocida importancia, donde se construían coches a la europea, como las berlinas, originarias de Berlín.
Dichos vehículos poseían elásticos helicoidales de hierro para la suspensión, lo que los hacía más confortables que los viejos carruajes con suspensión de sopandas.
Berlina Roja
Materiales: Madera, hierro, vidrio, cuero.
Capacidad: 4 personas.
Procedencia: Francia.
Época: Década de 1830
Antecedentes: Fue utilizada por el hermano del Gobernador Juan Manuel de Rosas, Prudencio Ortiz de Rozas en 1839, durante la revolución de los hacendados del Sur.
Berlina Verde
Materiales: Madera, hierro, cuero, vidrio.
Capacidad: 4 personas.
Procedencia: Francia.
Época: Década de 1840
Antecedentes: Perteneció a los esposos Ambrosio Lezica y Rosa Lastra. También fue utilizada por el gobernador de Buenos Aires, el doctor Pastor Obligado, por el doctor Dalmacio Vélez Sarfield y Domingo Faustino Sarmiento, entre otros.
Los primeros transportes de pasajeros
A mediados del siglo XIX la población, en general, no poseía vehículo para realizar largos viajes. Existían sí, algunos correos regulares entre ciertas ciudades como Buenos Aires, Rosario, Santa Fe o Córdoba. Sin embargo, estas diligencias no eran del todo seguras debido a que no se podía contar con su entrega en una fecha exacta, ni mucho menos, para la conducción de otra cosa que no fueran cartas o paquetes pequeños.
Los progresos del país hicieron necesario el establecimiento de un medio de transporte y comunicación más regular y cómodo. Así, en 1854, se estableció una línea regular de mensajería para recorrer todas las capitales argentinas, permitiendo la comunicación en fechas fijas y el transporte de pasajeros y encomiendas.
Estas diligencias, aseguraban la regularidad de la salida y llegada de las mismas. Las primeras tenían establecidos recorridos y tiempos fijos, el trayecto de Rosario a Córdoba, en 3 días; de Córdoba a Santiago de Estero, 6 días; de Tucumán a Salta, 6 días. Mientras que el recorrido Rosario a Mendoza, demoraba 10 días y de Mendoza a San Juan, 2 días.
Diligencia
Materiales: Madera, chapa, vidrio, hierro.
Capacidad: 8 personas adentro, 3 personas adelante y 1 persona arriba.
Procedencia: Provincia de Buenos Aires.
Época: Década de 1890
Antecedentes: Fue conocida como “La Pobladora” y era utilizada para hacer viajes entre el pueblo de General Lamadrid y el de San Carlos de Bolívar.
Rieles que transportaban progreso
En la Argentina no estaban dadas las condiciones que planteaba la nueva organización mundial, para producir, vender y comprar. Las producciones seguían siendo rudimentarias y las mercaderías eran transportadas como en tiempos de la colonia. Iniciada la segunda mitad del siglo XIX, dos intelectuales del momento, Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi, sintetizaron el pensamiento de muchos.
Sarmiento, pensó en el modelo de la sociedad norteamericana que planteaba poblar el país y “educar al soberano”, es decir al pueblo. Alberdi, por su lado, planteó que el país debía abrir sus puertas al comercio, a la inmigración, a los capitales extranjeros e impulsar la empresa privada.
En cambio, para esa misma etapa, Europa y Estados Unidos iniciaron un largo período de más de 20 años de actividad comercial y prosperidad. Es así como, poco a poco, los capitalistas europeos comenzaron a invertir en América, prestando dinero a los gobiernos y construyendo ferrocarriles.
El primer ferrocarril argentino nació, oficialmente, en enero de 1854. La legislatura de Buenos Aires sancionó una ley otorgando la concesión para construir una línea ferroviaria desde la ciudad de Buenos Aires hacia el oeste de la misma. Ese año, en la Confederación Argentina, el presidente Justo José de Urquiza mandó contratar un ingeniero en los Estados Unidos “que sea práctico en caminos de hierros”, a fin de estudiar el trazado del ferrocarril de Rosario a Córdoba, que se comenzó a construir un año después.
La primera estación, inaugurada el 29 de agosto de 1857, se ubicaba en las inmediaciones de Parque de Artillería, donde hoy se halla el Teatro Colón. El día de la presentación, la gente se congregaba en el Parque y en las calles del trayecto para saludar; con aclamaciones, pañuelos y sombreros; a la primera locomotora, al progreso.
“La Porteña” permaneció en servicio hasta 1890, fecha en que el Gobierno vendió la empresa a una compañía particular, ésta la utilizó para maniobrar durante diez años, posteriormente pasó a los talleres del ferrocarril en Liniers, debido a que por una cláusula especial, no estaban comprendida en la venta por considerársela una reliquia histórica.
El ferrocarril, los puertos modernos y la inmigración fueron la llave para la expansión económica. Esta conjunción de factores convirtió a la Argentina de aquellos años en el “granero del mundo”.
Locomotora “La Porteña”
Materiales: Hierro, madera.
Capacidad: 2 personas.
Precedencia: Inglaterra.
Época: 1852
Antecedentes: Esta máquina a vapor prestó servicio en Egipto y luego en la Guerra de Criméa. En 1857, fue adquirida por el gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Desarrolla entre 15 y 20 kilómetros por hora y pesa más de 15 mil kilos.
Coche ferroviario
Material: Madera de pino y roble inglés, hierro cuero.
Capacidad: 16 personas.
Procedencia: Inglaterra.
Época: Década de 1850
Antecedentes: Es uno de los coches adquiridos en Inglaterra junto a “La Porteña”.
Veloz transporte de pasajeros
Los tranvías desencadenaron, en su momento, gran oposición entre los vecinos de la ciudad de Buenos Aires, debido a la gran velocidad que desarrollaban y a la trepidación que producían. Con el paso del tiempo, las quejas se iban atenuando y el tranvía llego a constituir un medio de comunicación rápido y económico.
La primera concesión para instalar una línea de tranvías la obtuvieron los hermanos Julio y Federico Lacroze, en 1868.
Los primeros antecedentes del tranvía en Buenos Aires, datan de 1863, año en le que el Ferrocarril de Norte, libró al servicio una línea que transportaba pasajeros desde la estación 25 de mayo, frente a la casa de Gobierno hasta la estación Retiro.
Hacia 1866, circulaba un tranvía similar que iba desde la estación Constitución hasta el Pasaje del Pecado, en la actual Avenida 9 de Julio y Moreno.
Tranvía a Caballos
Materiales: Madera, hierro, vidrio, cuero
Capacidad: 15 personas.
Procedencia: Estados Unidos.
Época: Década de 1880.
Antecedentes: Perteneció a la Compañía de Tranvías Anglo-Argentina Ltda. Y se usó como transporte hasta 1904.
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